#DaleLaVueltaaLaUrticaria
¡¡Cucuuuuuuu!!
De nuevo por aquí amigos, pero hoy con un lema muy especial #DaleLaVueltaaLaUrticaria
En primer lugar para los que desconocen qué es os cuento muy brevemente.
La urticaria es una afección de la piel que aunque no lo creáis es muy frecuente y que se puede dar a cualquier edad.
¿Cómo se manifiesta? En forma de lo que todos conocemos como ronchas de color rosado o rojizo, ligeramente elevadas y que resultan muy molestas porque pican muchísimo.
Lo complicado es que son varios los motivos hasta que se diagnostica. Determinados fármacos como aspirina, antinflamatorios, contrastes, penicilina… pueden producirla. Además la producen determinadas picaduras de insectos, contacto directo con algunos agentes irritantes etc. Las causas van a depender del mecanismo por el que se producen.
Actualmente la urticaria crónica no tiene cura, pero con ciertos medicamentos se pueden paliar sus síntomas y controlarla. En cuanto a alimentación no se ha demostrado que exista relación alguna con la enfermedad pero en cambio sí lo hay con el estrés.
La urticaria puede curarse , en ocasiones antes de los cinco años, en otras tras largos periodos de tiempo, pero también puede volver a brotar. Como consejo, si tenéis síntomas relacionados con esta enfermedad acudir sin perder tiempo a vuestro dermatólogo / alergólogo, ya que ellos son los especialistas en la enfermedad.
Para todas aquellas personas que padecen la enfermedad, en primer lugar poneros en manos de profesionales, buscad apoyo e información en plataformas como la Asociación de Afectados de Urticaria Crónica, así como en la AAUC y en la web Tú cuentas mucho.
¡Y ahora, vamos a darle la vuelta a la urticaria!
Queridos amigos, la esperanza en la vida es lo último que se pierde. No soy enferma de urticaria pero he pasado por procesos en mi vida a los que he tenido que dar la vuelta a la tortilla para seguir adelante. Eso me ha ayudado a tomar las riendas de mi vida, sin dejar que el problema fuese el que la controlase a ella.
Tenía 15 años, vivía una etapa maravillosa de mi vida. Sin problemas familiares, estudiando, mi familia tenía salud y el negocio familiar funcionaba muy bien, mis padres se amaban y todo lo que giraba en torno a nosotros era dentro de la normalidad positivo. Todo iba bien hasta que un día mi padre se detectó un bultito que le preocupó, acudió a su consulta y no le dieron importancia pero pasados unos meses, el bulto crecía más y más, fue entonces cuando le mandaron donde tenía que haber ido desde un principio y tristemente era un poco tarde. Tenía un carcinoma en la glándula parotida.
No sé si sois capaces de imaginaros cómo fue el día que le dieron la noticia, pero mi padre fue un héroe, mientras todos estábamos destrozados, llorando sin consuelo, asustados o mejor dicho aterrorizados, él se mantenía firme y jamás olvidaré su frase “no os preocupéis, yo estoy bien y voy a seguir trabajando para que no os falte de nada, todo va a seguir igual, me someteré al tratamiento y después seré intervenido».
Fueron dos años de lucha… aún le veo trabajando hasta que su cuerpo no tuvo fuerza, haciendo reformas en casa, contando chistes, optimista con cada propuesta que le hacían los médicos, siempre tenía una sonrisa, todo porque se aferraba a la vida y eso le mantuvo vivo. Hacía planes para cuando se curase del todo, ya que nos prometieron una calidad de vida normal hasta que se le hizo metástasis, entonces era consciente de que iba a morir cuando ya no había posibilidades para su intervención última intervención debido al grado de metástasis que tenía, ahí ya perdió toda la fuerza que había acumulado durante dos años, pero estuvo riendo hasta el final, de verdad, hasta el último día y a mi madre le decía, por favor, no me lleves flores al cementerio, quiero verte con minifalda.
Es tremendo lo fuerte que se mantuvo, como siempre veía la parte positiva de las cosas, como aun viendo su deterioro un hombre extremadamente guapo, gastaba bromas sobre su propio físico. Tras confirmar su metástasis y una vez planteada una grave intervención quirúrgica, se conformaba con que le dejasen en una silla de ruedas porque lo único que ansiaba era VIVIR.
Tristemente nos dejó un 10 de Diciembre del 2.000, el vacío fue tremendo, pero fue muy valiente con una enfermedad que tanto le maltrató, se agarró siempre a lo positivo, luchó por sobrevivir y se iba al otro mundo tranquilo porque dejaba a su mujer y cuatro hijos con la estabilidad adecuada para no tener otro tipo de problemas.
Durante su enfermedad ejercí de madre con mi hermano pequeño, tenía quince años y adquirí una madurez que mis padres podían dormir tranquilos durante los ciclos de quimioterapia, ya que tanto mis hermanos como yo, supimos llevar esa etapa con la madurez de personas más adultas.
Ese padre que yo vi, ese padre #siemprefuerte es y será un patrón muy importante en mi vida. Gracias a su ejemplo supe gestionar mejor su ausencia, me quedé con su fuerza, con su generosidad, no he visto hombre menos egoísta que él. Le lloré por el tiempo que mi corazón necesitó que no fue poco, pero me quedé con todo lo bueno y aquí estoy.
Creo que no hay persona que me conozca de verdad que no sepa quién era mi padre, todo lo que cuento de él es positivo y así soy yo, una mujer fuerte, valiente, emprendedora, positiva y que no se rinde con nada.
Antes de ser madre de mis gemelas de 22 meses, viví la lucha del camino de la maternidad, un camino complicado, en el que lo pasé verdaderamente mal. Inicié la búsqueda cuando mi marido y yo consideramos que era el momento adecuado, sus dos hijos de otra relación vivían y viven con nosotros. Un mes negativo, otro, otro y así hasta 6 meses, momento en el que me diagnostican un problema de tiroides que impedía mi embarazo. Otros seis meses hasta solucionarlo y de repente cuando menos lo esperaba me quedé embarazada. No fue fácil porque estuve manchando desde el principio.. y finalmente en la semana 11 se vio interrumpida la gestación. Otro momento amargo de mi vida que todas las mamis arcoiris conocemos, otro sueño truncado y otro dolor añadido, y ahí fue cuando decidí darle la vuelta a la tortilla y decidí centrarme en algo que tanto me apasiona, el deporte. Mi marido fue mi compañero de viaje durante esos meses en los que cogí toda la fuerza del mundo y a pesar del dolor, tenía que ser consciente de que ese no era mi momento y que tenía que aceptarlo. Aparqué la búsqueda, nos hicimos pruebas de todo tipo, todo estaba bien. Me sentía tan tranquila dando la vuelta a la tortilla que ya no tenía prisa por ser mamá, me importaba saber que todo estaba bien .. pero no tenía esa necesidad, me encontraba de maravilla con mi familia, mi trabajo , mi deporte y de repente sin esperarlo me quedé embarazada de gemelas. Así es nuestro paso por la vida, cuando menos te lo esperas te premia cumpliendo tus sueños y nada mejor que recibirlo con la autoestima bien alta o desde la tranquilidad.
Repito, la vida es una, no hay marcha atrás y a pesar del dolor que nos invada por el camino, tenemos que tomar los atajos que nos permitan vivir lo más tranquilos y felices. Siempre hay personas, lugares a los que acudir y pedir socorro, siempre hay un plan b que hará que nuestros problemas se lleven mucho mejor, así que tan sólo tenemos que sacar fuerza de lo más profundo de nuestro ser , aceptar consejos, y si darle la vuelta a la tortilla.
Así que queridos lectores que sufren esta afección, os mando toda mi fuerza para darle la vuelta a la urticaria.
¡Un abrazo enormeeeeeee!
N.
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